Carmelo Buenqueso es un buen ratón, pero a veces se comporta de forma estúpida. Carmelo Buenqueso no es modesto, ni honrado, ni honesto. Carmelo Buenqueso es un ratón destinado a hacer grandes cosas, pero hace sentir a los demás peores ratones que él. Carmelo Buenqueso a veces se acobarda.
A pesar de todo, yo quiero a Carmelo Buenqueso.
- ¿Por qué lo quieres? 
- Porque a veces es como un niño. A veces es cruel, otras es suave. Sea como sea, a veces es sincero y entonces lo entiendes... 
- ¿El qué entiendes? 
- Que Carmelo Buenqueso es su peor enemigo. 
- Hay algo que me ocurre cuando Carmelo Buenqueso está presente. 
- ¿Qué es? 
- Que me siento una ratona muy pequeña. Una ratona de campo, poco lista y pisoteable. Conforme él se acerca, yo me voy sintiendo más y más pequeñita. 
- Lo sé, a todos los demás también nos pasa. 
- ¿Y por qué lo quieres? 
- Porque a veces es como un niño. 
- ¿Por qué se fue? 
- Íbamos a embarcarnos en un transatlántico de madera, como ratones polizón. 
- Eso era una locura, ¿en qué estabais pensando? 
- Pensábamos en aventuras y nuevos paisajes. Pensábamos en balcones, en la mesa sin quitar. Pensábamos, pero se nos olvidó pensar en algo que era importante. 
- ¿Qué es? 
- Que le tiene pánico a las olas del mar, dice. "No quiero marearme en el trayecto", dice. "No quiero marearme con las olas del mar". 
- ¿Huyó? 
- Sin avisar. 
- ¿Y cuando vuelva le perdonarás? 
- No volverá el mismo Carmelo Buenqueso. No sin cambiar. 
- ¿Y cambiado le querrás? 
- Claro. A veces será como un niño. 
- ¿Estás triste? 
- Sí. 
- ¿Y enfadada? 
- También. 
- ¿Y por qué no lo olvidas? 
- Porque olvidarle es la forma más fácil de que vuelva a aparecer. 
- ¿Y qué harás entonces? 
- Le odiaré todo lo que no he podido odiarle ahora. 
- ¿Pero le odiarás de verdad? 
- Le odiaré lo más rápido posible, para poder empezarle a querer de nuevo. 

Gen.
